

Mi primer recuerdo de cometas es con tres años.
Mi hermano mayor volaba una cometa con forma de águila,
que por supuesto yo visualizo como algo gigante.
Volábamos en un alto de un monte. El coche y mi padre parados al lado de una carretera.
Y mis otros hermanos jugando con otros juguetes.
En un momento la cometa cayó abajo en la ladera y se enredó con hierbas y matorrales.
La levantamos entre todos y siguió su vuelo.
Desde entonces siento que estoy unido a las cometas. En el año 1993 fundé la asociación A.D. C.
“Comevientos” Club de Cometas de la Comunidad de Madrid. Cuando los vientos
cambiaron de rumbo decidí fundar Torbellino y Ventolera con mi amiga Rosario.
Juan Carlos (Ventolera)


Desconexión. Esto es lo que me provoca volar cometas. Cuando me concentro en un vuelo,
nunca termino de saber si lo controlo yo o más bien es al revés,
la sensación de calma. No recuerdo la primera vez que volé cometas.
Seguramente fue con mi amigo Ventolera. Lo que si recuerdo siempre es que vuelvo la sensación de la primera vez que volé una cometa.
¿O me voló ella a mí?. Me encanta intentar que otras personas descubran sus propias sensaciones con las cometas.
Rosario (Torbellino)


En Brasil, en mi infancia, volaba pipas, (que es como se conocen allí a las cometas) con mis hermanos y amigos. Había un vecino que en 1977 fabricaba las cometas y regaló una a mi hermano. Como éramos vecinos él enseñó a mi hermano mayor cómo fabricarlas. Mi hermano aprendió el arte de fabricarlas. Yo tenía 6 años cuando tuve mi primera cometa. También aprendí cómo fabricarlas. En mayo de 2006 me torné miembro de Torbellino y Ventolera. Wilson (Remolino).



Mi primer recuerdo fue el viento. La brisa que te despeina sin quererlo. Un día, súbitamente la brisa se escapó por la ventana, y dediqué el resto de mi vida a buscarla. A elevarme con ella, con mi primera cometa: una gaviota. A disfrutar con ella. A no atraparla, a acompañarla. A quererla como se quiere a lo inalcanzable. A mirarla como se mira lo invisible. Y a sentir la satisfacción del trabajo bien hecho cuando ves tus esfuerzos en el cielo, volando libres. Es mi forma de volar con los pies en el suelo. Preciosa forma de recordar. Lucía (Brisa)



Torbellino y Ventolera son compañeros de trabajo.
Me regalaron una "Dama Blanca" (Delta F-Tail) de vuelo suave, elegante y relajante.
A parte de eso, he descubierto que se hace mucho ejercicio cuando salimos a volar,
pues pasas el día de un sitio para otro moviendo las cometas.
Lidia (Aire)



Sin conocer a Torbellino y Ventolera me propusieron acompañarles a un festival.
Ellos me enseñarían lo necesario para trabajar en equipo.
Me enganché a una cometa y desde entonces no me puedo soltar de esta afición.
Me encanta la gente cometera y la comida gallega.
Ricardo (Huracán).



Del norte. Como no podía ser de otra forma. No sé si soy súbita y borrascosa. Lo que sé es que desde que lo he probado, me encanta volar cometas. Y a ser posible las que construyo yo misma y con las amigas y amigos de Torbellino y Ventolera. Y luego si quieres, de paso, te enseño ganchillo ( los pulpitos son mi creación ), punto, encuadernación o cualquiera de las cosas que domino, pues mi pasión es compartir mis conocimientos con grupos de personas como voluntaria en centros cívicos de Getafe. Begoña (Galerna).




Soy Diana pero me llaman Ábrego o, lo que es lo mismo para los asturianos "l´aire de les castañes". Un aire cálido y otoñal que un día, no muy lejano, se encontró en medio de un torbellino y una ventolera, miró al cielo y vió una cometa blanca. Ábrego, en ese momento aprendió que el mundo de las cometas está lleno de buenas personas y vientos variables.
